domingo, 27 de julio de 2008

Aclarando (como mi nombre lo demanda)

A ver… permitime entrar en tus palabras, Néstor: “Este es el problema con el amor y la demanda, demanda que es demanda de otro, demanda que es demanda de amor de otro (las “o” con mayúsculas o minúsculas podrían ser intercambiables).
Insisto en la idea de que la demanda es siempre demanda de amor, y esa demanda esta destinada, claro, a un Otro (siempre con mayúsculas). Lo que está demanda implica es que se cubra la falta, que se tape la falla estructural. Por eso el analizante entra demandando (si no es que se va demandando), y eso que demanda es lo que el analista no va a cubrir.

Habría que ver que significa que en el espacio analítico no hay que darle lugar a la demanda. Me parece que no hay que satisfacerla, no hay que darle respuesta… pero tampoco una no-respuesta. Ambas posiciones serían perjudiciales. Creo que hay que operarla, y la manera de hacerlo es lo que Georgi nos trajo: el dispositivo analítico que pone en acto la falta estructural.
De ahí mi pregunta final, ¿cómo termina este juego de amor? Queriendo decir: ¿cómo es el proceso? ¿cómo es que el analizante encuentra una aceptación a esa falta que se le muestra y renuncia a su demanda? ¿es posible renunciar a la demanda? Capaz que ya me voy a otro tema… ¡no puedo evitarlo!

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