jueves, 28 de agosto de 2008

¿Por qué "el amor hace al mundo girar"?


Volvamos al amor, compañeros vuelteros, invoquemos, como ya lo hizo Ezequiel, a la señora Episteme. Y trate de no ofenderse, señora.

Las siguientes frases son tomadas del “diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano” de D. Evans.

Es imposible decir nada significativo o sensato sobre el amor (seminario 8).

En cuanto uno comienza a hablar sobre el amor desciende a la imbecilidad (S20).

“Lo único que hacemos en el discurso analítico es hablar sobre el amor” (S20)
Esta relación entre el amor y la transferencia constituye una prueba del papel esencial del artificio en todo amor.

El amor es situado como un fenómeno puramente imaginario, aunque tiene efectos en el orden simbólico.

El amor es autoerótico y tiene una estructura fundamentalmente narcisista (S11), puesto que “es al propio yo al que uno ama en el amor, el propio yo hecho real en el nivel imaginario” (S1)

El amor es un fantasma ilusorio de fusión con el amado, fantasma que sustituye la ausencia de cualquier relación sexual.

“Como espejismo especular, el amor es esencialmente engaño” (S11). Supone dar lo que uno no tiene (es decir, el falo). El amor no se dirige hacia lo que su objeto tiene sino a lo que le falta, a la nada que está detrás de él.


El buen hombre que escribió este diccionario prosigue haciendo una comparación entre el amor y el deseo. Explica que el amor es metáfora, mientras el deseo es metonimia. Incluso que el amor mata al deseo porque anula la diferencia que da origen al mismo. ¿Recuerdan a Tánatos y la importancia del agujero como posibilidad de seguir avanzando, como el desligamiento que impide el estancamiento? ¿Quién es el mortífero y quién el amoroso? ¿O será “deseoso” la palabra? ¿O será todo junto? (En ese caso, lindo revuelto). No deja de fascinarme esta dialéctica entre Eros y Tánatos.

“Amar es, esencialmente, desear ser amado” (S11).
Esto es lo que distingue al amor de la pulsión… la reciprocidad. En la pulsión hay pura actividad.


Es bastante claro, no? Espero que les haya servido tanto como a mí. Y en cuanto a la impronta “negativa” que uno pueda verle al asunto, no es más que parte de la ruptura de una idea romántica sobre el amor. Releyendo pienso que tal vez el tema no era tan complicado, el sujeto hablante no podría amar de otra forma. Así como Lacan (Freud) desenmascara a un yo in-divisible con plena consciencia de sus actos y pensamientos, el amor ideal/completo/libre debe caer inevitablemente con la asunción del sujeto.

Lo que queda es la palabra. Palabra que nombre, que intente dar cuenta, que se interrogue y que falle ahí, donde menos lo creía. Nombrar al amor, al amado, a lo amado, al por qué amo. Poder vislumbrar la agresión, inevitablemente unida a todo amor.



Esta claro que el “amor no hace al mundo girar”. En todo caso, es el deseo. El amor es simplemente un lindo invento/espejo del yo.

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